"De explosiones a confinamientos: cómo un sismógrafo antiguo registró el Golpe de Estado en Chile" | América Futura | EL PAÍS América
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Todo quedó registrado en un viejo sismógrafo que estaba ubicado a unos dos kilómetros del Palacio de la Moneda. El martes 11 de septiembre de 1973, alrededor de las siete de la mañana, las señales del aparato —una serie de picos y caídas— indican que la ciudad se está despertando. Sobre las 8:30, el Palacio es rodeado por carros de la policía y, una hora más tarde, se anuncia en la radio que las personas deben permanecer en su casa. “Hay un descenso en el nivel sísmico”, se lee en un estudio publicado este mes en Seismological Research Letters, en el que se plantea cómo los registros de la energía de la tierra pueden también contar la historia política. A las 10 de la mañana, a la ciudad de Santiago de Chile la rondan 12 Hawker Hunters de la Fuerza Aérea. Una hora y 50 minutos después, tras advertir que, si el presidente Salvador Allende no se rinde, la residencia será bombardeada, dos Hawker lanzan más de 20 cohetes sobre el edificio. “Los registros sísmicos capturan el ataque, mostrando varias oscilaciones”, dice el informe.
A las 3 de la tarde, y durante todo el 12 de septiembre, el “nivel de ruido sísmico es considerablemente inferior” al de otras fechas. Allende había muerto, y la Junta Militar instauró un toque de queda. “Se ve en las señales del sismógrafo cómo la ciudad viene respirando y, de repente, todo es silencio. Se siente hasta la tensión”, cuenta el investigador Sergio León Ríos, parte del Advanced Mining Technology Center (AMTC), el centro de Investigación de la Universidad de Chile de tecnología aplicada a la minería, y uno de los autores del estudio. “En la ciencia, como en la vida en general, a veces las cosas pasan por suerte”, dice al recordar cómo encontró los sismogramas explorando en los archivos del Servicio Sismológico del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile para otros proyectos en 2023. “Cuando vimos un fajo de papeles que decía ´Santiago, 1973´ fue como, ¡guau!”, dice emocionado.